La
voluntad nos hace realizar cosas por encima de las dificultades, los
contratiempos y el estado de ánimo.
La voluntad es la capacidad de los seres humanos que nos mueve a hacer cosas de
manera intencionada, por encima de las dificultades, los contratiempos y el
estado de ánimo.
Todo nuestro actuar se orienta por todo aquello que aparece bueno ante
nosotros, desde las actividades recreativas hasta el empeño por mejorar en
nuestro trabajo, sacar adelante a la familia y ser cada vez más productivos y
eficientes. En base a este punto, podemos decir que nuestra voluntad opera
principalmente en dos sentidos:
- De manera espontánea cuando nos sentimos motivados y convencidos a realizar
algo, como salir a pasear con alguien, iniciar una afición o pasatiempo,
organizar una reunión, asistir al entrenamiento...
- De forma consciente cada vez que debemos esforzarnos a realizar las cosas:
terminar el informe a pesar del cansancio, estudiar la materia que no nos gusta
o dificulta, recoger las cosas que están fuera de su lugar, levantarnos a pesar
de la falta de sueño, etc. Todo esto representa la forma más pura del ejercicio
de la voluntad, porque llegamos a la decisión de actuar contando con los
inconvenientes.
No es de sorprenderse que en muchas ocasiones algo que iniciamos con gusto, al
poco tiempo -sea por dificultades o rutina- se convierta en un verdadero reto.
En este punto nos enfrentamos a la disyuntiva: abandonar o continuar.
Con relativa facilidad podemos dejarnos llevar por el gusto dejando de hacer
cosas importantes; esto se aprecia fácilmente cuando vemos a un joven que
dedica horas y horas a practicar un deporte, cultivar una afición o a salir con
sus amigos, por supuesto, abandonando su estudio; en los muchos arreglos del
hogar o en la oficina que tienen varios días o semanas esperando atención: el
desperfecto en el contacto de luz; el pasto crecido; ordenar el archivero, los
cajones del escritorio, o los objetos y papeles sobre el mismo...
Como podemos ver la intención no basta, como tampoco el saber lo que debemos
hacer. La voluntad se manifiesta "haciendo". No por nada se ha dicho
que "obras son amores y no buenas razones".
Se nota claramente una falta de voluntad cada vez que retrasamos el inicio de una labor; en nuestras actividades, cuando damos prioridad a aquellas que son más fáciles en lugar de las importantes y urgentes o siempre que esperamos a tener el ánimo suficiente para actuar. La falta de voluntad tiene varios síntomas y nadie escapamos al influjo de la pereza o la comodidad, dos verdaderos enemigos que constantemente obstruyen nuestro actuar.
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