Son básicamente cuatro: dérmica, sistema respiratorio, sistema digestivo y parenteral.
1. Dérmica: la epidermis de la piel presenta una capa superficial protectora, la capacidad de penetración de sustancias a través de la piel dependerá de la solubilidad del tóxico.
Solución: uso de guantes adecuado para la manipulación de materiales químicos.
2. Sistema respiratorio: Al estar el contaminante químico suspendido en el ambiente, la facilidad para ingresar al organismo es evidente, posibilitando el contacto del tóxico con áreas vascularizadas o incluso con los alvéolos, en donde se realiza el intercambio gaseoso entre la sangre y el aire.
Solución: uso de respiradores con filtros para vapor.
3. Sistema digestivo: la ingestión accidental de contaminantes o por trabajadores que suelen fumar, ingerir bebidas o alimentos dentro del área de trabajo.
Solución: etiquetar los recipientes con rombo de seguridad.
4. Vía parenteral: es la penetración directa del contaminante al organismo por inoculación, cuando la piel es permeada por la sustancia química o a través de heridas.
Solución: no manipular sustancias químicas cuando se tiene heridas.
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